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SALVADOR SOSTRES

Rubalcaba quiere una reforma fiscal para que paguen más los que más tienen. La izquierda odia a los ricos. La derecha no odia a los pobres: simplemente no quiere que los haya. La izquierda necesita que haya pobres para perpetuar su resentimiento y justificar así su propia existencia, y por eso sus políticas no tienen el objetivo de erradicar la pobreza, sino el de dar a los pobres lo mínimo para que no se mueran de pobres pero ni un euro más, para que sobre todo continúen siendo pobres.

La solución no es que los ricos paguen más y es una indecencia intelectual el mero hecho de plantearlo. La solución es que cada vez haya menos pobres, o lo que es lo mismo: más empresarios y más empleo.

Todo el mundo sabe que los impuestos no crean puestos de trabajo. Los puestos de trabajo los crean los empresarios, con su dinero y su esfuerzo si tienen libertad para ser eficaces y creativos. Lo que resulta demoledor es que muchas pequeñas y medianas empresas no puedan permitirse ajustar su plantilla a las actuales circunstancias por lo carísimo que resulta el despido en España, y tengan que cerrar al cabo de unos meses; eso sí, sin haber echado a nadie. Lo que no puede ser es que una empresa no pueda invertir el poco capital que le queda en reinventarse porque todo se lo fundió en el último ERE.

Que paguen los que más tienen puede funcionar como lema en una pancarta, pero es un insulto a la inteligencia. La solución es que los empresarios dispongan de la mayor parte posible de su dinero para poderlo invertir en crear riqueza. La solución es que los salarios estén vinculados a la productividad y al beneficio que con tu trabajo contribuyes a generar. La solución es abolir los convenios colectivos, para que los que mejor trabajan, mayor recompensa tengan; y que, en cambio, nada obtengan los que nada merezcan. El igualitarismo es injust o para los que trabajan con abnegación y competencia, y favorece que zafios y holgazanes se salgan con la suya: nadie trabaja con ganas si sabe que cobrará igual que el que no hace nada, ni nadie hace más si sabe que cobrará igualmente, haga lo que haga.

La solución es que el despido sea libre y que contratar a alguien no sea como casarse con él, o como haberlo adoptado. Estoy a favor de que la gente cobre por su trabajo, pero una vez es suficiente. Los días de descanso, los días personales, los festivos, las vacaciones y luego el despido. ¿Cuántas veces crees que tienes que cobrar por tu trabajo?

Los ricos ya son los que pagan más, los que pagan mucho más, y me parece poco educado insistir en insultarles en lugar de darles las gracias. Me parece poco elegante ser un desagradecido, y ya que sin los impuestos de los ricos no habría sanidad pública, y ya que si los ricos no se pagaran además un seguro privado la sanidad pública estaría colapsada, tal vez tendríamos que tratar con más esmero el dinero que generosamente aportan, y favorecerles en todo lo que podamos para que lo puedan continuar aportando, en lugar de hurgar en el fantasmagórico y estéril resentimiento social que nunca ha llevado a nada bueno y que, por supuesto, no construye escuelas ni hospitales.

La solución no es atracar a los ricos ni estar orgulloso de ser pobre. La solución es que no haya pobres, y que Rubalcaba tenga por fin que ponerse a trabajar como Dios manda.

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