Un paso atrás de 26 años

JAIME LÓPEZ

Especial para EL MUNDO | Londres

Un policía detiene a un joven en Londres durante las revueltas de 1985.

Un policía detiene a un joven en Londres durante las revueltas de 1985.

Sin reivindicaciones sociales ni lemas políticos, miles de jóvenes salieron ayer por tercer día consecutivo a las calles en distintos barrios de Londres en una ola de vandalismo y pillaje que muchos comparan con las protestas de hace 26 años. «Los ecos de 1985 están en todas partes. La propia policía insiste en que la situación es muy distinta, que las relaciones entre los agentes y los ciudadanos son mejores, que hay mucho más diálogo y mutua comprensión», escribía ayer Sean O'Neill en The Times.

En total, la policía ya ha arrestado al menos a 215 personas, entre los 100 jóvenes del domingo por la noche y los de ayer en los barrios de Hackney, Brixton, Lewisham y Peckham. Muchas de las personas que participaron en estas revueltas -tirando piedras contra los agentes o desvalijando los escaparates y las tiendas- comentaron a las cámaras de televisión que «odian» a la policía. Varios manifestantes habían sido registrados hasta 17 veces en solamente una semana.

Pero muchos analistas dudan que las revueltas sociales de ahora se puedan comparar con las de 1985, que tenían unas connotaciones mucho más raciales. «Mientras que las revueltas de Broadwater Farm fueron un combate entre la policía y los jóvenes, lo que está ocurriendo ahora es un ataque contra el mismo barrio. No fueron sólo casas y coches lo que se quemó la noche del sábado. También fueron 26 años de inversión, mucho trabajo y esfuerzo para transformar la reputación de Tottenham», escribió ayer en The Independent la laborista Diane Abbott.

Otros analistas han criticado duramente la reacción de muchos jóvenes, definiendo estas revueltas como «manifestaciones estériles de matones de barrio» que están aprovechando para robar todo lo que pueden en tiendas y supermercados. «Estos incidentes no abordan los problemas sociales reales. Esto no resuelve nada. La pregunta es por qué estos jóvenes se comportan así. ¿Por qué la mayoría de los delincuentes británicos son jóvenes y negros?», se preguntaba ayer Gus John, profesor de la Universidad de Londres y experto en problemas raciales.

El paquete de austeridad lanzado por el Gobierno de coalición entre conservadores y liberal demócratas ha esquilmado el presupuesto de muchos municipios, cerrando centros de ocio y recortando ayudas para madres desempleadas o niños que van al colegio.

El municipio de Haringey, por ejemplo, que incluye Tottenham y otros barrios inflamados por las revueltas, perdió más de 50 millones de euros en su presupuesto de este año y tuvo que reducir sus subsidios en un 75%. En las oficinas de empleo del Gobierno (JobCenters) hay una media de 54 personas optando por el mismo puesto de trabajo y el índice de desempleo entre los jóvenes aumenta del 10% hasta 20%. Ocho de los 13 centros para jóvenes fueron cerrados este año y algunos delitos, como pequeños hurtos y robos en casas, aumentaron cerca de un 60%.

La policía, que también ha sufrido la congelación de salarios y la reducción de sus pensiones, enfrenta estas revueltas con su capacidad mermada y su reputación dañada tras las últimas denuncias de sobornos y las dimisiones por el escándalo de las escuchas de teléfonos. El pillaje callejero estalló además a principios de agosto, cuando todo el Gobierno y la mayoría de los funcionarios británicos están de vacaciones.

El concejal del municipio de Tottenham durante 16 años Brian Haley dijo ayer que este barrio ha recibido muchas inversiones desde 1985, pero que el dinero no ha podido solucionar los problemas fundamentales. «Nada ha cambiado», señaló. «Los políticos van al barrio y dicen que es diferente de lo que ocurrió en 1985, pero no lo es. Northumberland Park Ward [cerca de donde se iniciaron las revueltas] es uno de los barrios más deprimidos de Europa y lo ha sido por décadas», agregó. «Hay un alto desempleo, bajas de tasas de escolaridad y de alfabetismo, pero nada de esto es nuevo».

La ministra del Interior, Theresa May, quien adelantó su regreso de las vacaciones por la crisis en Londres, apuntó que lo ocurrido es culpa de «delincuentes». Más moderado se mostró el viceprimer ministro y líder de los liberal-demócratas, Nick Clegg, quien visitó Tottenham y criticó al Gobierno por su falta de liderazgo.

Puede que los indignados británicos se estén comportando como delincuentes, arrasando tiendas, robando teléfonos móviles de última generación y desvalijando supermercados. Sin embargo, la falta de empleo y de oportunidades, sobre todo entre las generaciones más jóvenes, sigue siendo la principal causa de estas revueltas.

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